La solución es muy sencilla. Basta con colgar un visillo o unas cortinas de tamaño superior a la carpintería de tus ventanas, es decir, que la tela cubra toda la ventana desde el techo al suelo.
Las telas a escoger, la tonalidad y tipo de estampado serán en base a nuestro gusto, en función del estilo del resto de la habitación y su gama predominante de colores. En caso de duda sobre el color a elegir de nuestras cortinas, es mejor decantarse por los colores neutros.
De todas formas debes saber...
Las cortinas muy tupidas combinadas con visillos ligeros, proporcionan un ambiente relajante, sereno e íntimo, al mismo tiempo que te permite disfrutar de la luz natural durante el día, y de la oscuridad durante la noche.
Las telas frescas de algodón, en forma de estor o con caidas suaves combinadas con colores vivos o con motivos infantiles son las más adecuadas para decorar las ventanas de los más pequeños de la casa.
Existen tejidos para cortinas llamados antipilling que impiden que se formen bolas con el paso del tiempo. También encontramos en el mercado telas con tratamientos ignífugos para que no ardan en caso de incendio.
Las telas estampadas proporcionan una ambiente dinámico a la estancia y las lisas son más empleadas para estancias pequeñas porque no saturan la vista. Para habitaciones más pequeñas es recomendable el uso de estores o visillos con telas muy claras o semitransparentes de la misma tonalidad que la pared, para que la sensación de amplitud sea mayor.
Para zonas donde la entrada de luz natural es muy intensa se pueden usar doble cortinaje, tejidos muy tupidos o en el caso de los estores, unos con filtro solar. Si el problema es el contrario, es decir, que la luz natural escasea, es conveniente utilizar tejidos vaporosos como muselinas, voiles u organzas en tonos blancos para que de claridad a la estancia o en tonos claros de amarillo que la hacen más acogedora.
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